“Wine is light, held together by water.” – Galileo
Plantar un nuevo viñedo en Mendoza, Argentina, puede ser una tarea delicada y muchas veces complicada. Mendoza es un desierto, y como en todos los desiertos, el agua es un recurso escaso.
Altos Las Hormigas, después de varios años de excavar calicatas y estudiar el suelo para reflejar mejor el Terroir de Mendoza, y para expresar mejor la variedad Malbec, consiguió un campo en Altamira, una sub-zona del Valle de Uco. El tema era que, más allá de los suelos hermosos y la oportunidad de cultivar un viñedo donde el Malbec pueda desarrollar lindos taninos de tiza y fruta pura y fresca, no se daban los derechos de agua en la región. Eso fue hasta poco, cuando Altos Las Hormigas recibió el “vista bueno” para empezar a perforar nuestro pozo para poder plantar el viñedo.
El 23 de Junio 2015, una parte del equipo de Altos Las Hormigas enfrentó el frio invernal y fue a visitar el sitio del futuro viñedo en búsqueda del lugar óptimo para perforar un pozo – la fuente de vida para cualquier viñedo. El campo es escabroso, intacto y los únicos habitantes son los caballos y las mulas de las estancias vecinas que pasean por acá.
Nuestro equipo recibió la ayuda de un local, Francisco, un agricultor y cazador de agua cuyo apodo es “El Gorrión” para marcar los puntos en nuestra tierra virgen donde el agua subterránea podría estar corriendo. Gracias a un sistema antiguo llamado Rabdomancia o Radiestesia, Francisco usa una horqueta (un palito fresco de mimbre, recién cortado, en forma de Y) que siente la presión y la energía del agua encontrada abajo del suelo.
Francisco explicó que el agua de los Andes corre de Sur a Norte; entonces, caminando en las dos direcciones hasta que la tensión en la horqueta la haga levantarse en un ángulo de 90 grados fue un elemento clave para encontrar puntos posibles para perforar. Nuestro equipo marcó cada ubicación en la búsqueda, y esos puntos claves serán las zonas optímales de escave.
Tal como Altos Las Hormigas escucha el Terroir para elaborar vinos expresivos de los suelos y del Malbec, miramos a otros que escuchan la tierra y el agua para ayudarnos en nuestro camino hasta un hermoso viñedo nuevo.