Proyecto Terroir

Nuestro Método

El proyecto de Altos Las Hormigas surge de la idea que el lugar de origen de un vino es su punto de partida, sus cimientos, el creador de su carácter más profundo y verdadero. El Terroir tiene un aspecto natural, basado en el suelo y el clima, y un aspecto humano, formado por la cultura compartida de los viticultores locales y por el legado de quienes los precedieron. La vid se encuentra en medio de estos dos mundos, cuidados por el hombre y apoyados por el medio ambiente. Crear un portfolio de vinos es como construir una escalera que llevará al bebedor de vino desde los placeres más simples a los más refinados, desde un líquido que puede ser entendido tanto por el principiante como por el experto, hasta un vino que le hablará al bebedor que lo aborda con atención y cuidado.

Nuestros vinos de zonas y suelos específicos están hechos de una sola variedad, mientras que utilizamos blends para producir vinos de placer, que rejuvenecen la larga tradición perdida de los blends de viñedo. Si bien un blend puede ser un gran testimonio de la tradición del Terroir local, los vinos varietales únicos permiten una comparación transparente de diferentes subregiones y resaltan el carácter de cada una de ellas.

Si el Terroir es la música, el hombre es el intérprete, y aprovechar una partitura en todo su potencial se basa en el talento y el trabajo duro de quien la interpreta. Un viticultor debe entender profundamente el Terroir y lo que lo hace único, para así lograr que toda la belleza escondida en su viñedo brille en el vino que de allí nace.

La historia de Mendoza brinda cuatro siglos de herencia vitivinícola desarrollada por muchas generaciones de productores que se han servido de ella para superar los desafíos específicos de esta asombrosa tierra y lograron idear prácticas que dan equilibrio a las viñas y los vinos de la zona. Nosotros creemos que la variedad Malbec es la que mejor logra ser un fiel vehículo de este terruño.

No hasta hace mucho en Mendoza existía la firme creencia que el potencial de un viñedo estaba dado por su altura: mientras más alto, mejor. Nuestro método se aleja de esta visión e identifica cada Unidad de Terroir en base a las interacciones entre su clima, la estructura y morfología de su suelo y las viñas. Nos basamos en la experiencia de nuestros enólogos y en el trabajo de nuestro especialista en Terroir Pedro Parra, entendiendo que una clara lectura de la Unidad de Terroir es una herramienta diferencial. Por ende, todas nuestras prácticas vitícolas, desde la plantación de un viñedo hasta la cosecha de las uvas, se fundamentan en este método de clasificación de Unidades de Terroir.

Degustar con la boca

Como enseña Jackie Rigaux, reconocido especialista de la Borgoña francesa, los vinos de Terroir se degustan con la boca, por medio del sentido del tacto. Es una forma distinta de evaluar un vino, a la que denomina “Geo Sensing” o “sentir la tierra”. La calidad y persistencia de los taninos no se pueden reproducir en una bodega; siempre derivan del lugar de origen y de su característica única. La mayoría de la Sommellerie internacional se enfoca casi exclusivamente en los aromas, y aunque es cierto que el aroma de un vino es una de sus características más importantes, para nosotros la experiencia en la boca es más importante. El análisis de la consistencia, la textura, la profundidad, la tensión y la persistencia tiene que empezar a destacar y tener la atención que merece. ¡¡Nadie nunca ha bebido un vino con su nariz!!

Suelo calcáreo

Desde 2006 Altos Las Hormigas viene produciendo sus vinos de guarda y alta gama exclusivamente de viñedos plantados sobre suelos calcáreos. El calcáreo es un tipo de suelo de origen eólico, rico en carbonato de calcio, que se encuentra en un pequeño porcentaje de áreas en Mendoza. La vasta experiencia y conocimiento de nuestro equipo sobre el Malbec de Mendoza nos llevó al Valle de Uco, que con su clima de montaña y sus perfiles de suelo calcáreo, se convirtió en la zona más prometedora para lograr vinos de gran potencial de guarda y con una expresión del Terroir superior. Recientemente hemos descubierto suelos muy prometedores en nuestra finca de Luján de Cuyo. La combinación de suelos profundos y ricos en limo con la abundancia en carbonato de calcio ha dado vinos de inesperada personalidad; un descubrimiento nuevo y emocionante del equipo de Altos Las Hormigas. Cuando uno saborea estos vinos, vinificados con cuidado, la textura y el sabor no se pueden confundir con nada más. Es puro Terroir.

Agricultura holística

El difunto Alan York, un pionero de la agricultura natural en California, ha sido nuestro mentor en este camino. Alan decía que un viñedo necesita de un abordaje que tome en cuenta su equilibrio completo, desde su ubicación, la flora que lo rodea, el desarrollo de sus raíces, etc. Extrañamos sus contribuciones, pero deseamos hacer que su legado viva y pase a futuras generaciones. El valor de la vida en el suelo es una de nuestras creencias más firmes. Los cimientos de un buen vino se encuentran en un suelo saludable, con todo tipo de especies y vida en él, desde micro fauna a micorriza, para crear un ciclo de fertilidad basado en compost de producción propia, que no dependa de aportes externos. Este es el pilar de nuestros métodos agrícolas, con el uso de preparados naturales y evitando los productos de síntesis (especialmente los herbicidas), los verdaderos enemigos del Terroir.

Irrigación

El manejo del riego es crucial en Mendoza, más inclusive cuando el objetivo es lograr una distinguida expresión del Terroir; la precisión y el conocimiento tienen que ser perfectos. Nuestros sistemas de irrigación están diseñados para proveer agua a cada Unidad de Terroir por separado. Cada una cuenta con un diseño de régimen de riego realizado de acuerdo a las condiciones climáticas de cada estación y las precipitaciones, para así lograr la madurez deseada y evitar los grados alcohólicos altos. En Mendoza no es inusual encontrar sectores de irrigación de 10 o inclusive 20 hectáreas; sin embargo nuestros viñedos están divididos en sectores de menos de 4 hectáreas cada uno – a veces hasta de menos de 1 hectárea. Este diseño del sistema de riego, aunque es mucho más caro de construir, hace una enorme diferencia en términos de calidad y personalidad en los vinos.

¡La respuesta son las raíces!

Todas las prácticas agrícolas deberían apuntar al desarrollo de un sistema de raíces profundo y saludable. Muchos críticos de la irrigación en viticultura afirman que los viñedos irrigados no se alimentan del suelo sino que actúan como cultivos hidropónicos, alimentándose de agua y nutrientes artificiales, y que esto a la larga produce vinos sin carácter de Terroir. Estos críticos tienen parte de razón, ya que si el viñedo se maneja de forma industrial las viñas irrigadas no desarrollan raíces profundas, y terminan alimentándose de nutrientes artificiales que se aplican en la superficie del suelo. Así, toda la vida del suelo comienza a morir, envenenada por los herbicidas, y el suelo después de unos años se convierte en un soporte mecánico, sin vida, de las viñas. Pero si la irrigación se maneja por Unidad de Terroir, con el objetivo de lograr el crecimiento de raíces profundas, y el suelo es fertilizado naturalmente, permitiendo la vida de su flora y fauna (micorriza, gusanos, micro-fauna, etc.) las viñas desarrollan un sistema de raíces profundo y saludable, que las equilibra y hace resistentes a las inclemencias climáticas. Las viñas se alimentarán de los nutrientes disponibles por la propia actividad biológica del suelo, y de los minerales presentes en la matriz, haciendo que el sabor en el vino sea único e irrepetible: el verdadero camino del Terroir.

Enología

¿Cómo se persigue la verdadera expresión de un lugar, o a mayor escala, de una región vitivinícola? Nuestra respuesta es: primero encuentra lo que la hace diferente y luego, atesóralo. El uso de levaduras nativas, de poca cantidad de sulfitos, mantener la acidez natural… son solo unos pocos pre-requisitos. Abandonamos el uso de roble nuevo, reemplazando las barricas por grandes toneles italianos (Botti), hechos de roble sin tostar y con duelas más gruesas que permiten menor interacción del vino con el oxígeno. De esta forma el proceso de crianza es mucho más lento y resguarda la estructura de taninos. Esta puesta en valor de los antiguos toneles que supieron dominar la enología argentina en sus primeras épocas, y que después fueron reemplazados por las pequeñas barricas, es otro de los legados intelectuales del grupo de profesionales de Altos Las Hormigas a la enología moderna de Mendoza. Otro paso hacia una intervención mínima fue eliminar las bombas reemplazándolas por sistemas de conducción por gravedad. Todas estas prácticas enológicas se aplican para lograr un equilibrio que destaque las sutiles variaciones que el Terroir imprime en el Malbec.

Una travesía en el mundo del Vino

Nuestra experiencia en el mundo del vino nos lleva a afirmar que la mejor fuente de inspiración para elaborar un vino se encuentra en su lugar de origen. La naturaleza es mucho más creativa y diversa que el hombre; los trucos que pueda tener un enólogo no pueden competir con billones de años de evolución geológica y climática, y miles de años de patrimonio vitivinícola. El Terroir no es solo naturaleza, sino que está construido por el trabajo de generaciones de viticultores, sus negociaciones con la naturaleza y su creatividad para inventar nuevas formas de superar los desafíos naturales que el cultivo de una vid y la elaboración de un vino representan en todos los rincones del planeta. El Terroir es en definitiva una manera de mirar la enología y el vino, y por ende la búsqueda del Terroir es un aprendizaje que nunca se acaba. Cada cosecha nos sentimos más cerca de lograr una expresión profunda de Mendoza, que sea una verdadera representante de su unicidad.

El grupo de profesionales que conforma Altos Las Hormigas ha tenido en estos más de 20 años de trabajo un enorme impacto en la cultura del vino de Mendoza: el enfoque en la uva Malbec, la introducción del concepto moderno de viticultura y enología de Terroir, el resurgimiento de los toneles y la viticultura que respete la biodiversidad son todos aportes intelectuales de nuestro equipo que han influido profundamente en la industria local, de los cuales nos sentimos orgullosos. No patentamos nuestras ideas, ya que creemos que el vino es también un producto cultural y sentimos orgullo de ver como nuestras prácticas, que hasta hace poco tenían muchos detractores, hoy se están convirtiendo en parte del legado profesional del vino en Mendoza.